por Claudio Steinmeyer, Berlín - Feb. 2015.
Gráfica: "The Truman show" |
Me ofrecen la oportunidad de
escribir una nota sobre los trastornos psicológicos que a veces padecen algunos inmigrantes. Una nota en
castellano para publicar en Alemania, circunstancia que por sí sola ya nos pone
en tema.
¿Hay entonces acaso cierta
especificidad clínica en las consultas de los inmigrantes?. Así lo parece
indicar la proliferación de centros de counseling, coaching para inmigrantes, y
la aparición de las primeras referencias al tema en el manual de etiquetado
mental DSM V.
Son nuevos intentos de
nominación y evaluación cuya indicación terapéutica es la
"adaptación" al nuevo medio, el human engineering como
gustaba decir a Lacan.
“Ser inmigrante” ofrece sin duda
un punto tenaz de identificación para el sujeto con el que se puede “explicar”
y “ comprender” fácilmente las razones del sufrimiento al precio de omitir
interrogar la causa que en cada subjetividad hallará sus propias huellas.
Y qué puedo decir, desde el
psicoanálisis.
FREUD, inmigrante.
Es un tema totalmente pertinente
porque, pensándolo bien, en la vida del
propio fundador del psicoanálisis encontramos una inmigración (descontando la
que de niño lo llevó de Rep. Checa a Viena). Aunque haríamos mejor en hablar de
un exilio, sucedido tras el anexión de Austria por parte de la Alemania
nacional-socialista.
Inmigrante en Inglaterra. Así
llegó Freud al final de sus días, pero quizás algunos de sus mejores textos
fueron escritos o terminados en esa etapa, lo cual indica ya una postura ante
la adversidad.
Valga esta imagen para ilustrar
lo que desde el psicoanálisis pienso sobre el tema.
Inmigrantes antes de inmigrar
Me guío ahora por alguna
pregunta: ¿constituye acaso, la del inmigrante, una problemática “clínica”
específica? Vamos por partes.
Precisamente el principal
descubrimiento del psicoanálisis es el descentramiento del yo respecto de los
deseos, fantasías inconscientes, mandatos familiares, historias subterráneas
con potencia suficiente para comandar nuestro destino. En otras palabras, y
siguiendo a Lacan, el yo cree que habla pero es en las fallas de su discurso
(p.ej en los lapsus), donde emerge la
verdad del sujeto del inconsciente.
El yo, a pesar de sus esfuerzos, no está en
condiciones de gobernar los actos de la vida a partir de su voluntad
consciente. El yo se constituye así en otro lugar, desplazado respectos de los
instintos más íntimos y encima atado a
las buenas costumbres que dicta la moral. Es así el lugar por excelencia del
conflicto. Se trata entonces de una especie de “inmigración interna”. Hay un
desarraigo, cuando no desgarro, presente en la propia subjetividad. Esto puede,
en cada caso, expresarse de diversas maneras, ampliamente trabajadas y
estudiadas por el psicoanálisis: inhibiciones, síntomas y angustia.
Inmigración y conflicto
Mas allá de las motivaciones
conscientes de un individuo, quizás la
inmigración signifique una huida, un
hacerse-echar, o una demostración o
mensaje para alguien, entre tantas otras variantes. En este punto, y si el sujeto se ha engañado
al respecto, no cabe menos de esperar que al llegar al destino su inconsciente
no deje de avisar que se trataba de otra cosa. El inconsciente, ese lugar que "nunca será turístico" como nos lo recuerda Miquel Bassols al trabajar el texto de Lacan "Posición del Inconsciente". Tendremos entonces un conflicto
en esta persona inmigrante pero sobre todo inmigrada respecto de sí mismo.
Problemas
Y este conflicto habla. No son
inusual así las separaciones, o elecciones desafortunadas de parejas, o
episodios transitorios en el abuso de alcohol / drogas, recidiva de
enfermedades psicosomáticas, depresión del estado de ánimo, etc. Todo esto a
veces sumado a una precariedad
económica. Cocktail ideal para regocijo del super-yo (Überich) que aprovechará
la circunstancia para drenar, descargar poderosos sentimientos de culpa sobre
el inerme sujeto.
Preguntas
Pero alguna pregunta comienza a
despertar: ¿cómo dejé que las cosas
lleguen a este punto? ¿por qué me dejé llevar a esta situación? ¿qué hago acá? ¿por qué siento que no soy de
acá ni de allá? y tantas otras variantes que
escuchamos en el consultorio. A veces el relato del paciente retrocede
incluso tres generaciones para empezar a desmenuzar la fantasía que se ocultaba
tras la decisión de emigrar.
Oportunidades
En tal sentido considero - y la
práctica clínica así me lo demuestra- que puede tratarse de un momento fecundo
para iniciar un psicoanálisis. Se
precipita un “querer saber” con el que
cada uno descubre, construye la verdadera causa operante en el malestar del
inmigrante. Y seguir así, metafóricamente hablando, el ejemplo freudiano,
“llegar a Londres para escribir mejor que nunca y a pesar de todo.”
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