Berlin, Aug. 2023, posted by Claudio Steinmeyer
„Vos tuiteando boludeces mientras la gente está cagada de hambre por
culpa de #TUGOBIERNO” (en twitter lunes post-paso 14/8/23)
Cuando vi que un ricotero le escribía en este tono al Indio Solari, sentí
que algo profundo había cambiado en Argentina desde que la dejé allá a
principios de los 2000. Lo segundo fue ver un mapa post-PASO del país casi
totalmente lila. Fuerte. Unheimlich. Como dice la revista Anfibia, Milei
interpretó una oscuridad que va más allá de la de los varones resentidos por el
feminismo ….. (o de las empleadas domésticas cobrando miseria).
Me sumo así con mis limitadas reflexiones ZADIG sobre lo acontecido en
las recientes elecciones primarias PASO 2023 de Argentina.
Mi sorpresa, incluso con un dejo de angustia como cuando emerge algo de
lo real al que hay que encontrarle un sentido. La sorpresa ante no haberlo
visto venir, no haber sabido leerlo y encima te genera un sentimiento de haberte
quedado como afuera de algo. Hay siete millones de personas entrando a una
fiesta y a vos no te llegó la
invitación, por cierto una sensación de
exclusión que los regímenes totalitarios siempre supieron explotar.
Los argentinxs en el exterior, la provincia 25, no podemos votar (por
ahora) en las PASO aunque sí en las generales.
En la distancia con la patria siempre preferí la prudencia en temas de política, tal vez
respetuoso (por aquello de que los de afuera son de palo). Tampoco metí el dedo
en los peores momentos de la polarización. Traté siempre de hacer gimnasia a ambos
lados de la grieta, procurando no perder gente que uno quiere. Va con mi estilo
diplomático, va con aquello que siempre me pareció un gran acierto de la
política poética: la patria es el otro. No sé si esta posición me salió bien
pero sin duda explica que ahora no me suba al púlpito para predicar alguna
verdad moral. Gente que ha estado pegándole durante años al peronismo, a los K,
a la izquierda en general. Gente que en estos días se muestra escandalizada
como recordando a Brecht por aquello de que ahora les están golpeando la propia
puerta…. vienen por ellos pero era demasiado tarde. No me incluyo ahí.
Así que tomaré el tema por el
lado que me concierne más directamente, por el sesgo de los fenómenos similares
que han aparecido a nivel global como en USA, Brasil, UK, España, Francia,
Italia, Rusia, etc ya sea a nivel gobierno, oposición, con jopo o sin jopo,
pero siempre con elegante corbata. Y además
advertido de que lo que sucede en Argentina se copia en estas latitudes
rápidamente, y sin citar la fuente.
Escribo estas apuradas líneas en Berlín, donde también estamos
preocupados y ocupados ante el avance de la ultraderecha. Se ve una expansión de mensajes contra lo
políticamente correcto, contra la inmigración, contra la Unión Europea, contra
la estructura institucional de la democracia, contra el aborto, los avances
feministas, contra la comunidad LGTBI+, etc .
Similitudes: gente joven que no se siente representada. Durante la
pandemia acá también prendió el tema de la limitación de libertad como crítica
a los gobiernos progresistas. Pérdida de credibilidad en los políticos.
Desamparo en relación a coordenadas
simbólicas e históricas. Angustia ante incertidumbres de tipo económica.
Diferencias: En Alemania hay una estructura política bipartidaria que
hasta ahora ha sido efectiva en construir un “cordón sanitario” para aislar a
la ultraderecha y no darle ningún espacio en canje de votos parlamentarios para
ganar elecciones. Otra diferencia es el alcance de la ciudadanía a las armas
domésticas: en Alemania están totalmente prohibidas, es imposible comprar una
pistola o un rifle en el comercio o por Amazon. En Argentina es diferente, mucha
gente está muy armada, lo que complica el asunto de los saqueos y la seguridad
general. Otra diferencia es que en Alemania quizás haya todavía mayor
estructura institucional de protección del estado y de la constitución. Queda
también -aunque cada vez menos- cierta memoria colectiva, lejanos ecos del
horror ante la tragedia que ocasionó el nazismo con sus guerras, persecuciones
internas, especialmente la shoah. Además, la pobreza estructural presenta
realidades y cifras totalmente distintas entre los dos países.
Qué hacer? Escuchar y trabajar con la gente, a nivel comunitario
que en definitiva es a lo que uno puede llegar. Multiplicar proyectos con gente
joven: pero no sólo políticos, también artísticos, deportivos, programas de
inserción laboral. Impulsar y apoyar los movimientos feministas, LGTBI, refugiados,
sectores infantiles y de la vejez desalojados del sistema. Es decir, ocuparse
especialmente de las minorías frágiles. Será un granito de arena en la playa
del tsunami pero no se puede renunciar a hacer eso. Se viene una ola anti-estado,
anti-salud pública, super neoliberal e individualista. El psicoanálisis no va a
quedarse impávido ante el destierro de la subjetividad inconsciente y los
derechos humanos.
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