por Claudio Steinmeyer, Berlín, Nov. 2016
La pasada campaña electoral de EE.UU. trajo, entre tantos otros
asuntos, la cuestión de la evaluación informativa de las noticias,
especialmente de cara a las noticias falsas o “fake news”.
Esto nos lleva al tema del sujeto lector en el acto de evaluar la veracidad
de una información publicada en las redes sociales, especialmente Facebook /
Twitter. Lo que la Academia dio en llamar: el razonamiento cívico online.
Estamos en lo que algunos describen como la época de la post-verdad: la verdad no se basa en los hechos sino que apela a emociones, sentimientos. La noticia genera entonces importantes fenómenos de masa que abren las puertas a la explotación populista como se vio recientemente en las elecciones norteamericanas.
En algunos papers académicos de reciente circulación se evaluó la dificultad que tienen los usuarios
de redes sociales, especialmente millennials, en distinguir lo “verdadero” de
lo “falso”. Para compensar esto una de las soluciones propuestas fue la de establecer un comité
de expertos para ayudar a discernir. De esta manera se empieza a justificar teóricamente
la aplicación de algoritmos para los “News-Feeds” y “Trending
Topics”. Algoritmos que diferentes criterios para favorecer las noticias "verdaderamente verdaderas" pero que a su vez también pueden ser utilizados para promover ciertos contenidos en detrimento de otros.
Así las cosas, el "saber portátil" que lleva encima el jóven
del s. XXI con las noticias en su smartphone, lo expone a unas noticias que pueden basarse en intereses sesgados privilegiando contenidos ideológicos antes que en la descripción periodística de los hechos.
Otros de los elementos que nos deja esta reciente contienda electoral es el “free-speech” el cual quedó cuando menos
cuestionado en los sectores académicos y para lo cual la Universidad encontró una solución: los
safe-spaces, lugares dónde los estudiantes de ideas afines pueden compartir un espacio en común para el intercambio de opiniones pero que al no estar abiertos a todas las corrientes de pensamiento comienza a desgastar los fundamentos mismos de la democracia.
Continuará.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario