Berlin, August 2025, posted by Claudio Steinmeyer
PANZERI
1966, casualmente contemporáneo a los Escritos, el periodista deportivo argentino Panzeri (1921-1978) prologa su libro de una manera casi lacaniana. Ya que Lacan decía que sus Escritos son para no ser leídos.
Panzeri por su parte dice:
Este libro no sirve para jugar al futbol, sirve para saber que, para jugar al futbol no sirven los libros. Sirven solamente los jugadores…..y a veces ni ellos, si las circunstancias no los ayudan.
Mi opinión:
Dinámica de lo impensado. De la contingencia. De lo que puede pasar o no pasar, pero seguro que no se repite igual en la próxima jugada, partido o campeonato.
Este libro sirve para empezar a captar lo real en juego en este deporte. Un real distinto al de otros deportes. Un real que la industria del juego se empeña cada vez más en meterlo en una tabla de Excel o de IA ser diría ahora. Calcular al segundo sus beneficios, sus costos. Un deporte que cada día más va siendo territorio capitalista (¿quién ha visto un potrero últimamente en las grandes ciudades?) Pero seguro el futbol sabrá encontrar imprevistas e improvisadas respuestas como lo hizo a través de Diego Maradona, por eso su excomunión. Pero bueno, esa es otra discusión.
Este libro no enseña a ver el futbol, enseña a pensar el futbol, o cuando menos a dejar de no pensarlo burdamente. En términos lacanianos (a Panzeri le hubiera encantado conocer nuestra teoría) pasar de lo que no cesa de no escribirse (lo imposible, lo real) a lo que cesa de no escribirse (la contingencia del juego, la mano de Dios)
Obviamente alguno ya podrá intuir que periodistas como Panzeri no son los más favorecidos por las políticas del poder neoliberal, ni la Fifa, ni la televisión o sus plataformas sucedáneas.
Pero así como hay que tratar de transpirar la camiseta y leer los Escritos, aunque sea para extraer una idea mínima, lo mismo vale la pena entrarle a este texto quizás fundacional de una manera de hacer periodismo deportivo, de una manera no ingenua en política. Panzeri tuvo la mácula de integrar algún comité deportivo durante la revolución fusiladora, pero terminó oponiéndose tenazmente a la organización del Mundial 78 en Argentina, falleciendo 60 días antes de que Argentina se coronara campeón mientras se ejecutaban y se desaparecían detenidos a 500 metros de distancia del Monumental.
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